El empate en Floresta dejó una advertencia clara: en la recta final de la Primera Nacional no hay lugar para tropiezos. San Martín todavía sueña con alcanzar el primer puesto de la Zona A y meterse en la gran final por el ascenso directo, pero ese objetivo exige consistencia, sobre todo contra rivales que luchan por no descender. Este domingo, en La Ciudadela, el desafío será Arsenal de Sarandí, el último de la tabla. Y la pregunta inevitable es: ¿cómo le fue al “Santo” frente a los equipos del fondo en este campeonato?
Ferro: dos victorias que marcaron diferencia
El primer ejemplo es Ferro. Un club histórico que carga con 25 años de ausencia en Primera y que hoy deambula cerca de la zona roja. San Martín logró imponerse en los dos cruces: 1-0 en La Ciudadela, en febrero, y 2-0 en Caballito, en junio, con un golazo de Juan Cruz Esquivel para sellar el triunfo. El “Verdolaga” tuvo sus chances, pero el “Santo” se mostró sólido y supo atacar en el momento justo. Allí sí marcó la diferencia que debe marcar un candidato.
Güemes: una cuenta pendiente
Muy distinta fue la historia frente a Güemes. En Tucumán, en marzo, el 1-1 bajo la tormenta dejó sensaciones encontradas. En Santiago, en julio, San Martín se adelantó pero no supo cuidar la ventaja y terminó cayendo 2-1. El “Gaucho”, necesitado por sostener la categoría, jugó con el corazón y encontró premio. Esa derrota evidenció una de las flaquezas del equipo tucumano: la falta de contundencia para cerrar partidos ante rivales heridos.
Alvarado: el golpe más reciente
Lo ocurrido con Alvarado, hace apenas 10 días, fue una alarma que todavía suena. En Mar del Plata, en abril, San Martín había ganado con autoridad (2-0). Pero en La Ciudadela, el “Torito” lo frenó con un 1-1 que supo a derrota. El empate dejó reproches en la tribuna y un lamento en el vestuario porque se perdió una oportunidad inmejorable de arrimarse a la cima frente a un equipo que ocupa puestos de descenso. Esa noche quedó claro que, si no hay eficacia, cualquiera puede amargar al “Santo”, incluso el más necesitado.
El repaso marca un patrón. Cuando San Martín enfrentó a rivales de abajo en la primera rueda, casi siempre respondió con victorias. Pero en la segunda vuelta, la película cambió. Empates, una derrota y apenas algunos triunfos aislados. Eso demuestra que los equipos que pelean por no descender redoblan esfuerzos en esta etapa y que los de arriba, si no imponen condiciones, terminan pagando caro.
Arsenal, el nuevo examen
Con ese antecedente, la visita de Arsenal a La Ciudadela aparece como un examen delicado. El equipo de Sarandí es colista (18°), pero su actualidad no es la de un conjunto resignado. En sus últimos siete partidos alternó victorias y derrotas, con actuaciones sorprendentes, como el 5-2 a San Miguel, hoy cuarto en la tabla. Dirigido por Darío Franco, el “Viaducto” es imprevisible. Puede caer sin atenuantes o dar golpes inesperados. En abril, San Martín ya lo venció 1-0 en Sarandí, pero aquel era otro momento del torneo, tanto para el “Santo” como para su rival.
Después del empate en Floresta, Mariano Campodónico dejó en claro el camino a seguir: hacerse fuerte de local, ganar los tres partidos que restan en La Ciudadela y rescatar puntos clave afuera. “No podemos volver a regalar nada en casa”, repitió. También resaltó un cambio en la salida del equipo remarcando menos pelotazos divididos y más juego desde atrás, algo que se notó ante All Boys, aunque sin efectividad en los últimos metros.
La otra deuda es la generación de juego. San Martín, muchas veces, depende más de la garra que de la fluidez. Eso lo vuelve vulnerable contra equipos que se cierran y esperan. Por eso, abrir rápido el marcador y sostener la intensidad será vital contra Arsenal, que seguramente llegará a Tucumán a refugiarse y apostar a la desesperación del local.
El fixture que queda no concede respiros: tras Arsenal, llegarán Colegiales, Atlanta, Racing de Córdoba, Quilmes y San Miguel. Cada partido será decisivo, pero el duelo del domingo puede marcar tendencia. Perder puntos ante el último de la tabla sería un golpe durísimo en lo anímico y en lo matemático.
San Martín tiene en sus manos la posibilidad de dar un mensaje de autoridad, demostrar que aprendió de los empates con Alvarado y All Boys, y que está listo para encarar el sprint final con seriedad. El “Santo” sabe que todavía depende de sí mismo, pero también que el margen de error se agotó.